Mientras el debate se intensifica en las redes sociales, diversos grupos de vecinos presentan peticiones a las autoridades municipales para exigir la colocación de lomos de burro en zonas consideradas peligrosas, argumentando la necesidad de frenar el exceso de velocidad.
La instalación de reductores de velocidad en las calles de la ciudad de Colón ha desatado una creciente polémica que se refleja tanto en las redes sociales como en las peticiones formales presentadas ante las autoridades. El debate enfrenta a quienes los consideran una solución efectiva para la seguridad vial contra aquellos que cuestionan su utilidad e, incluso, los perciben como un peligro potencial.
Las recientes solicitudes de los vecinos evidencian la demanda persistente por estas medidas. Una de ellas, por ejemplo, solicita el arreglo del bulevar 17 entre las calles 40 y 36, y la colocación de un lomo de burro a la altura de la calle 36 para reducir la velocidad del tránsito.
Asimismo, residentes de la manzana comprendida entre las calles 131 y 133, de 40 a 42, elevaron una nota para pedir la incorporación de “amortiguadores” en dichas arterias y en las calles 127 y 133, en un intento por controlar la circulación vehicular. A esta lista se suman los reclamos de vecinos de la calle 45 y 19, en pleno centro de la ciudad, quienes también piden la instalación de reductores.
Un debate con múltiples aristas
La discusión sobre los lomos de burro es multifacética. Quienes los defienden argumentan que son herramientas indispensables para obligar a los conductores a disminuir la velocidad en zonas residenciales, cercanas a escuelas o cruces peatonales, protegiendo así a los transeúntes y previniendo accidentes. La proliferación de vehículos que circulan a alta velocidad en zonas urbanas es el principal motor de estas peticiones.
Sin embargo, los detractores, incluyendo a varios especialistas en seguridad vial, señalan que los lomos de burro mal diseñados o señalizados pueden causar más problemas de los que resuelven. Entre los argumentos en contra se destaca el riesgo de daños en la suspensión de los vehículos, el peligro para motociclistas e incluso la posibilidad de que un conductor pierda el control al impactar el obstáculo, especialmente si carece de la pintura o señalización adecuada.
El concejal de Colón, Carlos Traficante, ya había abordado el tema en septiembre, respaldando un proyecto de reductores de velocidad en otras zonas con estadísticas que mostraban caídas de motociclistas en las calles locales. Este tipo de antecedentes muestra que el tema ha estado en la agenda municipal y que la respuesta a los pedidos vecinales podría volverse un tema central en la gestión local.
Por ahora, los vecinos de las zonas afectadas esperan una respuesta del municipio mientras el debate continúa activo, dejando claro que el equilibrio entre la seguridad vial y la fluidez del tránsito es un desafío constante en la ciudad.
02/10/25 Estacionamiento para motos
Otra de las discusiones que suele generar debate en la ciudad es el estacionamiento de las motos. En aquellos sectores donde existe un espacio específico para tal fin, la situación se desarrolla con normalidad, salvo algunos incumplimientos aislados. El problema se presenta en las cuadras que carecen de ese servicio: allí las motos suelen quedar en la calle, con el riesgo de ser chocadas por automovilistas que intentan estacionar, o directamente sobre las veredas, obstaculizando el paso de los peatones.
Precisamente para evitar esta última situación, vecinos y comerciantes de la calle 47, entre 23 y 24, solicitaron la creación de un estacionamiento para motos en esa cuadra. El Concejo Deliberante ya tiene a estudio el pedido y analiza si corresponde otorgar la autorización.