Una vez más, la presencia de animales sueltos en la ruta genera un siniestro vial que, por fortuna, no terminó en tragedia. En las últimas horas, un conductor chocó contra una vaca que, junto a otros animales, cruzaba la Ruta 8 a la altura de Wheelwright.
El hecho vuelve a poner sobre la mesa un problema que no da tregua en muchas rutas del interior: la circulación de animales sin control representa un riesgo grave, tanto para los conductores como para los propios animales. En este caso, – se dijo – el automovilista pudo advertir la presencia del ganado, disminuyó la velocidad y logró reducir la gravedad del impacto. De todas formas, debió ser asistido.
El incidente podría haber tenido consecuencias mucho más serias, y no se trata de un caso aislado. La falta de medidas preventivas, la ausencia de alambrados seguros o el descuido por parte de propietarios de campos linderos derivan en situaciones que se repiten con preocupante frecuencia.
Las autoridades y los responsables deben actuar con firmeza. Evitar que los animales accedan a la calzada no es solo una cuestión legal, sino también una obligación ética y de responsabilidad social.