“La nueva ordenanza era una herramienta urgente que necesitaba el Juzgado de Faltas”
Entrevista al concejal Gonzalo Giuli sobre la actualización del Código de Faltas y el proyecto vecinal que seguirá en estudio
La reciente aprobación de la nueva ordenanza de tránsito —que unifica la norma madre de los años ’90 y otras 21 ordenanzas complementarias— reactivó el debate en el Concejo Deliberante. El proceso se inició con una presentación de un grupo de vecinos que también elaboró su propio proyecto. La oposición intentó que ambas iniciativas se aprobaran en conjunto, pero finalmente el oficialismo impuso su criterio: avanzó con su ordenanza y el proyecto vecinal continuará en comisión.
Consultado sobre los motivos de la urgencia, el concejal Gonzalo Giuli explicó:
“El motivo principal era que el juez de falta hacía mucho tiempo pedía esta herramienta porque la normativa estaba desactualizada. Incluso con las ordenanzas complementarias, el texto era desprolijo y requería incorporar, además de cuestiones de tránsito, otros aspectos como nocturnidad o dromatología.”
¿El juez de faltas tenía las manos atadas?
Giuli aclaró que el juez seguía trabajando con la norma vigente, pero necesitaba una actualización:
“En tránsito, lo que hicimos fue aumentar sanciones para infracciones graves y corregir errores técnicos. Había confusiones en el texto, como la prohibición de estacionar camiones en el ejido urbano. La actualización era necesaria.”
También explicó que los cambios —como los nuevos horarios de circulación de camiones— no serán de aplicación inmediata:
“Hay que comunicar, señalizar y ordenar antes de sancionar. No se puede salir a penar mañana mismo si el Ejecutivo tiene tareas pendientes.”
La discusión por el proyecto vecinal
Desde la oposición se afirmó que la nueva ordenanza solo incorporaba el 20% de las propuestas de los vecinos. Giuli lo negó:
“Ese 20% es una falacia. Hubo trabajo con los vecinos que participaron de las reuniones, pero el proyecto que presentaron tenía errores técnicos. No es para caerles, son ciudadanos que quieren colaborar, pero había límites de velocidad mal fijados, por ejemplo. Lo correcto era pulir todo en comisión.”
Sobre la presión política, fue directo:
“Hubo un discurso de urgencia que sabía que no se iba a sostener. Se pedía aprobar sobre tablas cuando había errores técnicos graves. Entiendo que políticamente se quiera decir ‘estamos con los vecinos’, pero no era responsable.”
¿Cómo quedó la relación con los vecinos?
El concejal aseguró que no hubo nuevos planteos:
“No hubo más presentaciones. El expediente seguirá en comisión y será tarea del nuevo Concejo citar a los vecinos y continuar el trabajo.”
Cambios concretos: controles, sanciones y cursos obligatorios
Según Giuli, los cambios más relevantes son:
• Endurecimiento de sanciones para infracciones graves: maniobras peligrosas (como “willy”), semáforo en rojo, uso del celular, etc.
• Más requisitos para retirar vehículos secuestrados.
• Curso obligatorio presencial para quienes cometan infracciones graves, reemplazando el actual curso virtual.
“Queremos que el infractor se siente frente a una persona capacitada que le explique por qué lo que hizo es grave. La educación presencial es clave.”
La propuesta surgió del proyecto vecinal y fue incorporada:
“Antes era un multiple choice online y listo. Ahora habrá que esperar los cursos presenciales que organice el Ejecutivo.”
Tecnología y recursos: la deuda pendiente
El concejal reconoció que hacen falta inversiones:
“Hoy se les pide un plus enorme a los trabajadores de tránsito. Se necesitan cámaras, radares, lector de patentes, recambio de equipamiento. Se está gestionando con la Provincia.”
También mencionó que el Centro de Monitoreo requiere actualización constante.
¿Faltaban leyes, equipamiento o compromiso?
Giuli fue categórico:
“No hay una sola falencia: es una combinación de todo. Falta personal, hace falta recambio, faltaron inversiones y el tránsito se desmadró. Lo importante es que el Ejecutivo reconoce el problema y está reaccionando.”
Mencionó que se están realizando allanamientos a conductores “reincidentes y rebeldes”, algo que el oficialismo reclamaba desde hace tiempo.
Un mensaje a la comunidad
Giuli cerró con un llamado a la responsabilidad ciudadana:
“Todos sabemos las normas y todos sabemos qué no hay que hacer. Pero mientras señalamos al otro, cometemos faltas todos los días. Si fuéramos menos hipócritas y más criteriosos, sería más fácil para cualquier gobierno. La mejor ordenanza es la que se cumple, y la parte que nos toca a todos es fundamental.”
