La derrota electoral del peronismo dejó responsabilidades repartidas y abrió un período de análisis más profundo, luego del impacto que se vivió en la noche del domingo 26 de octubre. Superado el shock inicial, surgió la necesidad de responder preguntas básicas: ¿cómo se explica la magnitud del revés, apenas un mes y medio después del 7 de septiembre, cuando el peronismo bonaerense había ganado la elección provincial por 13 puntos de diferencia sobre La Libertad Avanza?
El carácter rotundo, legítimo e indiscutible del triunfo de La Libertad Avanza en general, y de Javier Milei en particular, en las legislativas del domingo no impide —sino que más bien impulsa— la reflexión sobre el sentimiento de una parte importante del país que no encuentra canales electorales eficaces para expresar su disconformidad con el modelo de ultraderecha en marcha.
La mirada, inevitablemente, se posa sobre el peronismo, la oposición real en el escenario político.
Gerardo Soria
Gerardo Soria, referente local de consulta permanente, sostiene que para salir de esta situación “el peronismo debe ser plural, amplio y no sectario; no se pueden entronizar dirigentes a dedo”. En esa línea, propone que “todo el peronismo debe encolumnarse detrás de un programa industrializador, capaz de confrontar con el actual modelo de renta financiera”.
Soria añadió que “la verdadera clasificación política no pasa por derechas o izquierdas, sino por quiénes están a favor de la industria y quiénes no quieren industrializar el país”. A su entender, el peronismo “debe defender el trabajo de los argentinos y ser profundamente federal, comprendiendo la realidad de todo el territorio nacional, porque hay provincias que se sienten olvidadas y ajenas a las decisiones que toma la cúpula”.
