La protectora de animales Rescatando Hocicos (ex APPEBA) ya tiene nueva sede. Tras dejar el predio del ex zoológico, donde funcionaban hasta ahora, recibieron en cesión un inmueble municipal ubicado en calle 36 y 1, antigua casa de los cuidadores del cementerio. La cesión, aprobada por unanimidad en el Concejo Deliberante, es por cinco años prorrogables.
“Nos generaba mucha preocupación no tener un lugar propio, porque no tenemos recursos para comprar un terreno o una casa. Pero ahora podemos estar tranquilas de que, al menos por un tiempo, vamos a poder seguir trabajando”, contó Silvia Sabbeta, integrante del grupo.
El predio, de 60 por 80 metros y con arboleda y construcciones aprovechables, requiere importantes arreglos. El paso más urgente es cerrarlo con un alambrado perimetral y cámaras, lo que implica una inversión de unos 12 millones de pesos. Para eso lanzaron una campaña de recaudación y convocan a la comunidad, empresas y pymes a colaborar.
El trabajo diario
La tarea de Rescatando Hocicos es intensa: rescatan animales heridos o abandonados, los curan, cuidan y dan en adopción. Solo en agosto rescataron 20 animales y lograron 17 adopciones, mientras que en septiembre ya llevan 10 rescates y 8 adopciones.
Además de la atención diaria –alimentar, limpiar, medicar, acompañar madres con crías–, sostienen campañas de concientización, articulan con Zoonosis en el programa de castración gratuita y promueven la adopción responsable.
“Para mí es un cable a tierra”, dijo Lorena Cejas, voluntaria desde hace dos años. “El mejor momento es cuando llegás y te reciben los perros, son un amor. El trabajo es hermoso y emocionante, aunque también nos enfrentamos a casos de abandono terribles”.
Desafíos
Las integrantes remarcan que el abandono en Colón sigue siendo muy alto, que falta un brazo ejecutor para sancionar el maltrato y el abandono y que la crisis económica agrava la situación: muchas familias ya no pueden sostener a sus mascotas.
Pese a todo, sostienen que la solidaridad de la comunidad es constante y que seguirán trabajando:
“Lo que hacemos es un granito de arena en el desierto, pero cada rescate y cada adopción nos demuestran que vale la pena”, resumió Sabbeta.
