El Centro de Día APINE atraviesa una situación crítica. Con una deuda salarial de más de 35 millones de pesos y sin poder cubrir los gastos de funcionamiento, el cierre aparece como una amenaza real.
APINE no es una institución municipal: es una asociación civil que depende del Ministerio de Salud y se sostiene con aportes de las obras sociales. Sin embargo, los ingresos actuales resultan insuficientes. La mayoría de los concurrentes pertenecen a IOMA, que abona la mitad de lo que pagan las obras sociales nacionales.
La situación se agravó tras un aumento salarial otorgado por UTEDIC en diciembre, sin una actualización proporcional de los aranceles prestacionales. A esto se suman deudas con obras sociales, aguinaldos impagos y liquidaciones por personal que dejó el cargo.
El personal decidió iniciar un paro como medida de fuerza para visibilizar la emergencia. Las actividades están suspendidas hasta fin de mes.
“No nos rendimos. Queremos seguir sosteniendo este espacio que amamos. Necesitamos que la sociedad nos acompañe”, expresaron desde la institución.
Si querés ayudar: Alias: APINE2025
Firma: Comisión, personal y familias de APINE
25/05/25 APINE transita días críticos y apela a la solidaridad de la comunidad
El Centro de Día APINE atraviesa uno de los momentos más difíciles desde su creación. La institución, que brinda atención a personas con discapacidad, se encuentra en emergencia económica, con una deuda salarial que ronda los 35 millones de pesos y gastos de funcionamiento imposibles de sostener.
Desde la comisión directiva, el personal y las familias que forman parte de APINE, expresaron públicamente su preocupación y pidieron el acompañamiento de la comunidad para evitar el cierre, una posibilidad que hoy parece cada vez más cercana.
“Si estás a favor de nuestra lucha, podés dejarnos tu colaboración a través de este alias: APINE2025. Todo nos sirve y por todos vamos a estar más que agradecidos”, expresaron a través de un comunicado firmado por comisión, personal y familias.
¿Cómo se llegó a esta situación?
Mariela Guerrero, una de las responsables del Centro, explicó que si bien la situación económica “siempre fue difícil”, en los últimos meses se agudizó al punto de volverse insostenible. En diciembre, el sindicato UTEDIC otorgó un aumento salarial que impactó de lleno en la frágil economía de la institución. “Hasta ese momento lográbamos sostenernos con lo que ingresaba de las obras sociales”, indicó.
Sin embargo, APINE no es una institución municipal: es una asociación civil que depende del Ministerio de Salud y se financia principalmente con aportes de las obras sociales de los concurrentes. Con el aumento salarial, el monto percibido dejó de ser suficiente. “Ahí empezó el desfasaje”, sostuvo Guerrero.
A esto se sumó una importante deuda con la obra social ARCA y con otras prestadoras, además de liquidaciones pendientes por personal que dejó de trabajar. En total, hoy se deben salarios correspondientes a febrero, marzo, el inminente abril y el aguinaldo de diciembre.
Una crisis estructural
“Siempre estuvimos acostumbrados a cobrar en cuotas o cobrar el aguinaldo varios meses después. Pero ahora, aunque las obras sociales estén pagando al día, el problema es que lo que pagan está muy por debajo de lo necesario para cubrir los gastos”, advirtió Guerrero.
Un punto clave es IOMA, que representa la mayoría de los concurrentes del centro. Mientras las obras sociales nacionales abonan hasta 692 mil pesos por prestación, IOMA paga apenas 339 mil. “Eso nos tira mucho para atrás”, resumió. Por eso, la solución no está en Colón, sino en una reforma estructural a nivel nacional.
En ese sentido, explicó que existe un reclamo conjunto de prestadores de toda la provincia, que están impulsando una ley de emergencia en discapacidad y piden que IOMA adhiera al nomenclador nacional de prestaciones.
Paro y movilización
Frente a la imposibilidad de seguir trabajando sin cobrar, el personal decidió realizar un paro como medida extrema. “Es la única forma que encontramos para visibilizar lo que nos está pasando”, expresó Guerrero, quien también remarcó el impacto emocional que atraviesa el equipo. “Nosotras queremos seguir, estamos todos los días reunidas, haciendo cartas para pedir ayuda, aunque no la estamos pasando bien ni física ni anímicamente”.
En estos días, el equipo está gestionando reuniones con el municipio y visitando empresas locales en busca de respaldo económico. “El intendente Waldemar Giordano fue muy cordial y receptivo, pero sabemos que la solución no llegará de un día para otro”, reconoció.
Un pedido a toda la comunidad
Mientras tanto, el llamado urgente es a la comunidad colonense. “Necesitamos del apoyo de todos. No se trata de padres por un lado y personal por el otro: somos todos parte de lo mismo, y si no salimos todos juntos, esto no se sostiene”.
Por el momento, las actividades del Centro están suspendidas hasta fin de mes. Sin embargo, el espíritu de lucha se mantiene firme: “Vamos a dar todo por seguir, porque amamos este lugar y porque sabemos lo importante que es para cada una de las familias que lo necesitan”.