El reciente robo de placas, floreros y otros elementos de las tumbas del cementerio local ha generado una mezcla de dolor y bronca entre los vecinos. Aunque este tipo de hechos se ha vuelto lamentablemente común en los últimos tiempos, en esta ocasión sorprendió la magnitud de los faltantes, con sectores enteros prácticamente arrasados.
El robo ha dejado a los vecinos consternados, muchos de ellos sin entender cómo pueden cometerse delitos en un lugar destinado al descanso de sus seres queridos. Las dimensiones del cementerio y la falta de vigilancia nocturna dificultan el control, pero algunas voces señalan que la investigación debería enfocarse en posibles compradores de estos objetos robados, sugiriendo la existencia de un “reducidor” involucrado en estos hechos.