“Un amigo cercano de mi familia fue operado del corazón en la ciudad de Junín el último día de septiembre”, sostuvo Carlos Traficante. Dijo, “la intervención fue un éxito y, para el 3 de octubre, ya estaba de regreso en Colón con el alta médica. Sin embargo, una semana después, se encontraba nuevamente en la guardia del hospital municipal, esta vez con un dolor abdominal insoportable. Tras varios estudios, se le diagnosticó un grave problema en la vesícula”.
Luego señaló, “A medida que pasaban las horas, su salud se deterioraba rápidamente. El médico de cirugía que lo atendía comentó que no era posible intervenirlo debido a lo reciente de su operación cardíaca; su corazón no resistiría una nueva cirugía y, además, su organismo estaba lleno de anticoagulantes. El martes pasado, los familiares directos, incluidos su esposa y sus hijos, fueron llamados por el profesional, quien les explicó que no había más opciones y que solo quedaba esperar lo peor.
“Pero ese mismo martes, el Dr. Ariel Oyola, a quien llamaré “el héroe sin capa colonense”, se enteró de la situación desesperada de esta familia. Inmediatamente, Oyola reunió a un equipo de confianza, compuesto por otros médicos valientes y decididos, y se prepararon para afrontar lo que parecía una intervención imposible. Sin importar los obstáculos, Oyola asumió el riesgo de salvar a este hombre.
“El doctor explicó la gravedad de la situación a los familiares y solicitó su autorización para operar, consciente de que la probabilidad de éxito era mínima. En la intervención, contaron con una excelente anestesista, quien preguntó al Dr. Oyola cuánto tiempo tenía antes de que el paciente falleciera. Oyola respondió que disponía de 20 minutos: debía abrir, extraer la vesícula, limpiar todo el tejido gangrenado y luego encomendarse a la suerte. Y lo lograron. Contra todo pronóstico, salvaron a Hugo, quien hoy se recupera tanto de la operación de corazón como de la cirugía de vesícula, algo que nadie creía posible.
“El jueves, fui a visitar a Hugo y a su esposa al hospital. Mientras estábamos allí, el “héroe sin capa”, el Dr. Oyola, pasaba de habitación en habitación, realizando curaciones, cargando gazas, utilizando todo su conocimiento y empatía para cuidar a los pacientes. Hablaba con las familias, brindando el apoyo que tanto necesitan en esos momentos difíciles. Lo hacía en silencio, sin buscar reconocimiento, sin fotos ni medallas. Pero lo más importante de esta historia es que Hugo está vivo, gracias a un médico extraordinario que, con humildad y dedicación, continúa defendiendo la vida de quienes lo necesitan. El héroe sin capa es de Colón y trabaja en nuestro hospital”, dijo finalmente Carlos Traficante.