La situación de la oficina de Correo en la ciudad es complicada. El gobierno nacional con la intención de bajar el gasto público redujo a su mínima expresión la cantidad de personal, la atención al público es de solo de tres horas diarias, todo lo cual trajo como consecuencia que algunas personas se quedaron sin trabajo y la atención es caótica, muchas veces para realizar un trámite el usuario debe esperar hasta una hora y media.
En la oficina local sólo quedó el jefe, que cumple todas las funciones que allí se realizan administrativamente, mientras que quedaron dos carteros, uno histórico más un joven que viene de Pergamino. En realidad el proceso de achicamiento ya había comenzado con los cambios de modalidades (aparecieron los medios electrónicos) y se achicó la planta de personal, porque no se reemplaza a quien se iba o se jubilaba. Ahora hubo gente que se sumó al retiro voluntario, con lo cual quedó solo una persona que no puede atender a una demanda de gente que excede sus posibilidades. Ya en la provincia hay oficinas cerradas, no es el caso de Colón, pero el panorama es paupérrimo y además, se teme por lo que puede ocurrir a futuro.
Es que días atrás comenzaron a llegar los telegramas a empleados de varias provincias como parte de las medidas de reestructuración y “reorganización interna” que el Poder Ejecutivo impulsa en las empresas del Estado para reducir el gasto público, y continuarán llegando a los domicilios de los trabajadores. Son casos que oscilan entre los 15 y 30 años de antigüedad en el servicio postal.
La compañía ya había arrancado hace meses con los recortes, pero las medidas cobraron ahora un nuevo impulso. La próxima semana está previsto el lanzamiento de una propuesta oficial de retiros voluntarios.